No sólo de pan vive el hombre, ni de bananas los chimpancés. Así lo corroboró el Zoológico de Krefeld, en las cercanías de la ciudad alemana de Colonia, cuyos encargados decidieron hacerse a los servicios de la payasa Christina Peters para evitar el aburrimiento de los primates.
Según fuentes del Zoológico, el aburrimiento es el causante de enfermedades y comportamientos agresivos en los animales, por lo cual acudieron a las muecas y trucos de Peters, una payasa profesional, quien tendrá la responsabilidad de evitar que decaiga el ánimo de los chimpancés.
"Se ponen como locos cuando ven qué estoy llegando porque saben que van a divertirse", dijo Peters al diario alemán Express y añadió que una de las mayores dificultades de su trabajo es pensar como lo haría un animal.
Sin embargo los primates parecen el público menos complicado del reino animal y se presume que la jaula de los leones probablemente sería un escenario más complicado para esta particular recreacionista, quien se avale de juguetes y artefactos que mantienen ocupados a los animales.
El hecho describe una curiosa cadena donde nadie sabe "quién manda a quién", puesto que quienes deberían entretener al público -los chimpancés- pasan a convertirse en un público que necesita entretenimiento, una inusual inversión de roles que amenaza con prolongarse al infinito, puesto que nadie sabe qué pasará cuando también el payaso se aburra y en Krefeld deban preguntarse: "¿y ahora quién hace reír al payaso?". |
