Sam Rozati, un joven estudiante de último año de jurisprudencia, desconoce el marco legal en el cual se inscribe la agresión de la cual fue víctima: cuatro gansos no sólo lo golpearon sino que además robaron su teléfono celular.
En el "bestial operativo", los alados concentraron sus ataques en el teléfono empuñado por Rozati, quien tras varios picotazos no pudo hacer más que rendirse y soltarlo. Fue entonces cuando uno de los gansos lo tomó entre su pico y huyó corriendo.
"Nunca nadie me había asaltado, pero ahora he sido asaltado por un ganso", manifestó decepcionado Rozati, quien añadió que seguirá haciendo el "camino largo" hasta su casa para no toparse más con sus agresores.
Se desconoce la utilidad que le darán los gansos malhechores al teléfono, al cual Rozati no ha parado de llamar desde el día del robo, sin obtener respuesta alguna, probablemente porque está en modalidad silenciosa, como anotó el diario inglés The Sun.
El episodio despierta muchas inquietudes y desde ya entra a formar parte del enorme patrimonio de mentiras útiles para la categoría "¿por qué no me llamaste?", que tanto atormenta a las víctimas de madres preocupadas y novias celosas. Y es que si un gato se puede comer una tarea quién dijo que un ganso no se puede robar un celular. |