Con el derecho a la sospecha que tutela su profesión, los oficiales de inmigración del aeropuerto internacional de Guangzhou se percataron de la inusual "gordura" de un pasajero que transitaba rumbo a Kenia, en el continente africano.
Convencidos de que Kenia es un país de ropas ligeras, los oficiales se sorprendieron al tener ante sus ojos a un verdadero ropero andante con aspecto similar al de los muñecos usados en algunas tradiciones navideñas para despedir el año viejo.
La noticia la refieren diversos medios chinos, según los cuales el individuo admitió que su abrigado ropaje formaba parte de su plan para burlar la tasa por exceso de equipaje prevista para los vuelos intercontinentales.
La detención frustró los planes del pasajero quien dijo que las 100 prendas que vestía habían sido adquiridas en China para ser vendidas en Kenia.
Por este motivo, la lógica comercial se impuso a la común y el keniata decidió inflar su propio cuerpo antes que los precios de sus productos, aunque seguramente su insólito plan no tuviera en cuenta del valor agregado que implica el olor a nuevo en las prendas de vestir, seguramente arruinado luego de largas horas de transpiración a bordo del avión con 100 prendas de vestir encima. |