Observe esta imagen. Uno de los presentes en la reunión carece de páncreas, jamás tuvo colesterol alto (o bajo) y carece totalmente de leucocitos. Hagámoslo más fácil. ¿Ya se imagina quién es de plástico? Bueno... más fácil todavía: uno de estos dos es un maniquí. (Una pista: es el que seguro le cae más simpático.)
No piden aumento (ni siquiera piden salario), no tienen problemas de convivencia, no son pretenciosos, no transpiran. Cuando sufren un accidente de trabajo no solicitan compensación alguna. Y, como casi todos sus empleados, tampoco perciben las cargas sociales. A pesar de todo esto, cumplen funciones de la máxima relevancia: actúan como víctimas de incendios para que se entrenen los bomberos, como heridos que necesitan resucitación para que practiquen los paramédicos y como abnegados sujetos de prueba en accidentes automovilísticos.
Y, por supuesto, modelan ropa en exhibición. Quizá con menos gracia que un modelo profesional vivo, pero con la misma noción acerca de cuál es la capital de Islandia.
Conózcalos a todos en el sitio donde las estrellas son de plástico. |