El doctor Allen Hirsch, de Smell & Taste Treatment and Research Foundation, ha estado tras la pista de la conexión entre los aromas y el coeficiente intelectual desde hace veinte años. Al parecer, ciertas percepciones olfativas son capaces de activar las zonas más inactivas del cerebro de los niños (es decir, casi todas, exceptuando la zona "Pokémon" y la zona "comprame").
Por este motivo, Hirsch está lanzando al mercado una línea de juguetes con esencias: pelotas de peluche aromatizadas y bloques de construcción olfatibles. Es decir, lo mismo de siempre pero con distinto olor. Según la opinión del experto, esta idea puede incrementar un 17% la capacidad de aprendizaje de los más pequeños y mucho más su cuenta bancaria. Con un poco de práctica, es factible incluso que el niño no se deje engañar tan fácilmente cuando Ud. le eche la culpa al perro.
Gracias a una particular mezcla de sustancias florales su hijo puede dejar de obtener cero en sus calificaciones escolares para pasar a obtener un fulgurante 1.70. Eso sí, va a tener que aprender a sonarse la nariz.
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