Desde los tiempos en los que el embajador deslumbraba a sus huéspedes con ferreros rochetes, la comida ha sido un signo de distinción y exaltación estética. Imagínese recibir a sus amigos e invitarlos a darle unos mordiscos a este sensual busto de Cleopatra hecho en chocolate.
O, si lo prefiere, puede llevar a sus agasajados al garaje y permitirles que le den chupaditas a un jeep verdadero totalmente bañado en chocolate.
Otra alternativa es invitarlos con un interesante Fidel Castro hecho de vegetales. Si tiene vocación tautológica también puede presentar un plato de comida hecho de comida. En este caso un pavo enteramente realizado en chocolate.
Y finalmente, si nadie padece de colesterol alto, ofrezca orgullosamente una escultura hecha en manteca.
En Food Sculpture para todos los gustos hay una obra maestra destinada a una efímera existencia. |